No
hay derecho,
llevo
cinco meses mareándome en el mar,
y
eso que estoy congelado.
Oigo
los sufrimientos de mis hermanos,
bajo
la superficie marina,
menguando
sus aleteos, para no ser
absorbidos,
por
las redes de los humanos.
No
hay derecho,
ahora
que por fín, espero descansado
y
ultracongelado hasta los tentáculos,
nadie
quiere meterme entre espalda y pecho.
Tenía
esperanzas,
de
que alguno de estos, que se autodenominan
seres
sensibles, me pusieran en su mesa,
era
mi venganza,
porque
estoy de sustancias prohibidas,
hasta
las cejas.
Manuela Bodas Puente –Veguellina de Órbigo, León
¡Qué buenooo!Un abrazo Loli.
ResponderEliminarLos peces reciclan lo que les echamos. Gracias. Manuela
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