jueves, 9 de febrero de 2012

Una bandera para todos.






Yo que nunca he mirado con alegría las banderas porque me daban miedo, por fin miro una con amor y respeto. Me llamaron de mi pueblo pues estrenaba su bandera. Necesitaban un texto para ello. Uno que no excluyera a nadie. Como el patrón de mi pueblo es San Miguel, le escribí estas líneas. Tendré el honor de leerlas cuando bauticemos la bandera.

Asunto a reciclar: Los diferentes no se aman, ni se entienden. Este es mi sueño (Una solo bandera que no excluya a las otras, una que no deje a nadie fuera. Una que no anule las diferencias) . Sólo puede haber unidad si hay diferencia. Todos los colores dan el blanco. Si falta uno, no hay pureza.

Carta a la bandera de Ciñera:
Es más que un honor, una alegría, ponerle palabras a este acto. Empecemos sin rodeos. Le pido al Arcángel San Miguel, protector de los humanos que custodie y cuide este pueblo. San Miguel mira que bonita es ¿Me dejas que te la explique? Esta bandera sirve para unirnos a todos. Una que nos recuerda con orgullo quienes somos y a donde pertenecemos. Ahora que la vamos a ver volar mecida por viento quiero recordarte San Miguel lo que en ella se guarda:
Su tela blanca significa la pureza. Es pues Ciñera un lugar de gente sin mancha. Sois puros. Mujeres y hombres limpios de corazón. No significa que seamos gente perfecta, sin errores. No. Quiere evocar vuestra sinceridad y generosidad. Sois como la nieve, que da agua y conserva lo importante, aunque algunos os digan que sois fríos o recios. El fuego lo tenéis dentro. Lo sé. Yo soy parte de ese fuego. San Miguel, esta gente es capaz de asumir sus errores, hacerse responsable de ellos y perdonarse. No guarda rencores. Personas de todos los colores y lugares que como un arco iris se abrazan para construir un pueblo para todos. Un pueblo de paz. Este es el pueblo de los abrazos.
Tiene el castillete de la mina bien a la vista, pues de las oscuridades negras de la tierra, San Miguel, los hombres ofrecieron su vida para traer luz. No solo sacaron carbón de lo profundo, los mineros traen el camino de la esperanza. Bien recuerdo a mi padre:
- Estudia hijo. Hazte un hombre de provecho. Aprende y que nadie te engañe nunca.
No pude entender hasta ahora que soy mayor, el amor que me tenían sus manos callosas. Sólo quien lo conoce sabe lo que cuesta quitarse la tierra que se agarra firme, cuando la ducha pone fin a la lucha por la vida. La batalla por hacer que tu familia viva. Por eso, esta bandera es minera, humilde y valiente. Y blanca muy blanca, San Miguel, porque solo quien sabe lavarse las manos negras después de palear carbón, puede tener esta blancura.
Esta bandera bailará y jugará con el viento de estas montañas. Montañas cucas, paisaje de encuentro. Montañas amadas y cuidadas por sus habitantes. Aquí donde lo atlántico se junta con lo meditarraneo, el roble y las hayas con las encinas, el norte con el sur, San Miguel, aquí donde Almanzor se dio la vuelta porque le dijeron por aquí no, donde los emigrantes encontraron patria tranquila sumando todas las patrias que traían después de una guerra cruel en la que todos perdimos, donde las niñas y niños juegan con fagus, donde los arroyos hace ollas de gigante cuando pasan cantando por el faedo, donde la bruja haeda cuida y nutre, aquí quiero verla tremolar. Aquí, junto a tus alas San Miguel.
Danza bandera plateada, danza con cuerpo de mujer a ritmo de fandando, jota, copla y tonada. Sí bandera. Eres una princesa, que digo princesa, eres una reina, hija de las que paleaban la nieve por el puente de los palos, heredera de sus madrugadas y desvelos, estirpe de las hilanderas sabias, artesana del aliento. Me parece que aún las escucho mecer, acunar, trabajar, limpiar pañales, cortar leña y mantener el fuego de la casa. Las oyes San Miguel, sí, son las madres y abuelas de esta bandera. Es descendiente de ellas, de la brasa del hogar, esa que mantienen siempre a punto.
Allá en la peña colorada donde antaño hubo trincheras, hoy quedan unas vistas increíbles. Ya se curo el dolor. Lo curaron las abuelas y los abuelos. No nos olvidamos de ninguno de los que derramaron su sangre y si aún en estos montes hay algún alma que sufra, que mire esta bandera. Dile San Miguel, que con los casquillos viejos de la metralla los mineros hicieron lámparas de lampistero. Sí, seguro que has visto alguno de los llaveros que hacen los abuelos con aquellas balas viejas. Hacer de una bala, un farol ¡Qué sabio! Eso es lo que ha hecho este pueblo. Por eso llevamos un león dentro del pecho y en cada latido, orgullosos de sentirnos leones… leoneses venidos de los cuatro puntos cardinales, le rugimos a la injusticia. San Miguel, dale paz a los que sufren y que esta bandera les sirva de descanso y de apoyo. Un pueblo que de sus cenizas ceniceras, se levanta como el fénix. Amanece en esta tela.
Por eso bandera, recuérdanos que esta es nuestra casa. La casa de los hijos de la paz y tráenos a la memoria gratitud y fortaleza cuando digamos: ¡Viva Ciñera! ¡Viva Ciñera! ¡Viva Ciñera!

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